El "sin sentido" de algunas patentes
Las patentes son un privilegio legal que conceden los gobiernos a los inventores, con la finalidad de prohibir a cualquier otra persona fabricar, utilizar o vender el producto, procedimiento o método patentado a cambio de divulgar un modo de realización del producto, procedimiento o método.
El principio en el cual se basa el sistema de las patentes es que al proteger de copia el invento, el gobierno fomenta la invención. La creación está protegida durante un plazo de tiempo determinado, permitiendo al inventor ser el único que venda o explote el invento. De esta forma, su beneficio es mayor, y rentabiliza los recursos invertidos en la investigación. Las patentes son una de las opciones para evitar que cualquier persona copie un producto o una maquinaria. Al mismo tiempo, las patentes deberían servir a los efectos de una difusión efectiva y rápida de las nuevas ideas en tecnología, mejorando el acceso a la tecnología.
Esa es la teoría, pero..
La semana pasada se conocía un nuevo caso de denuncia por infringir patentes. La empresa tecnológica norteamericana Hillcrest Laboratories denunciaba a Nintendo, por una presunta violación de cuatro de sus patentes relacionadas con la tecnología, que permiten que el mando portátil de la consola de videojuegos Wii detecte los movimientos. Lo cual es un problema, siendo los mandos inalámbricos de la famosa consola de Nintendo, el principal factor que hacen de la Wii una fuerte competidora con respecto a otras videoconsolas. Digamos que son su ventaja evolutiva...
Cualquier tontería puede ser patentada, incluso aquellas que por obvias no merecen serlo. Las patentes nacen como apoyo al desarrollo y sin embargo, en ocasiones se convierten en lastres que lejos de ayudar, se transforman en"armas" entre las empresas, con las que demandar alegremente al personal.
Para tener el monopolio sobre una idea, no es necesario desarrollarla pero... esas ideas, esas patentes, son el resultado de nuestra educación y de todos los inventos creados por los que vinieron antes: poner denuncias y demandas millonarias puede perjudicar tanto el I+D como el no tener absolutamente ninguna idea.
Uno de los perfiles más comunes de patentadores que demandan, corresponde a los que firman acuerdos con pequeñas empresas para posteriormente enfrentarse en sonados juicios contra grandes compañías.
En este sentido, una posible solución ante esta problemática sería pagar un porcentaje determinado de royalties a un fondo común que se encargue de decidir la verdadera importancia de las patentes de nueva creación. Así, se evitarían litigios interminables y el reclamaciones de cantidades de dinero desmesuradas que son propias de los juicios de patentes.
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