Emilio Márquez

Detrás de un buen líder, siempre hay un gran equipo

12 Agosto 2012 , Escrito por Emilio Marquez Espino Etiquetado en #equipo, #recursos humanos, #rrhh, #creatividad, #innovación, #jefe, #líder, #trabajar

Dicen que las mejoras hazañas se consiguen en compañía. Ninguna batalla se ha ganado sola y ha salido victoriosa aunque la historia se empeñe solo en recordar a quienes dieron las órdenes. El capitán del barco es fundamental, pero no el único elemento que contribuye al éxito de una gran tripulación.

En los cursos de formación, siempre se habla sobre la necesidad de formar líderes que sean capaces de dirigir y coordinar equipos humanos para conseguir resultados. Un cabeza de equipo debe saber tomar las decisiones oportunas para conseguir que los engranajes de su escuadrón giren con soltura.

Sin embargo, ¿qué piden estos engranajes para seguir adelante con su cometido? No son pocas las ocasiones en las que se habla sobre las cualidades del líder, pero pocas veces este discurso analítico se centra en lo que verdaderamente necesita un equipo humano para poder depositar su confianza sobre esta figura dirigente.

Precisamente ese primer requerimiento es la confianza, saber que el responsable del equipo humano es una persona cercana con la que se puede hablar de tú a tú. El trabajador no necesita un amigo, sino un guía profesional capaz de atender sus necesidades y de cubrir posibles carencias.

Todo líder de grupo debe ser a la vez profesor. En ocasiones se exige a los trabajadores que estén dispuestos a cambiar su forma de trabajar y pensar para aplicar nuevos métodos. Para conseguir que este proceso de aprendizaje tenga éxito, es necesario que el líder sea capaz de educar y formar, no basta con ordenar.

Sumando la confianza a la idea de formar a los trabajadores, podemos llegar a la conclusión que los empleados necesitan un jefe que sea capaz de sacar el máximo jugo a cada uno. Como jefe no solo necesito enseñar a hacer algo, sino también dar las herramientas para que el empleado lo haga solo.

Además, también es necesario que el jefe sea lo suficientemente ágil como para incentivar que los trabajadores experimenten por su cuenta y prueben nuevas formas para conseguir resultados. Es fácil. Un empleado gana más con un jefe permisivo que le permita probar –incluso fallando– que siguiendo un camino pautado.

Otra de las características fundamentales que se exige a todo líder es saber transmitir pasión por lo que hace, algo que solo se conseguirá trabajando mano a mano con su equipo. De un jefe distante solo surgirán trabajadores distantes. La implicación con el proyecto debe venir desde arriba para extenderse hacia abajo.

Pero para transmitir esta pasión y ofrecer confianza a los trabajadores, es necesario que el responsable de equipo sea observador para localizar posibles problemas y carencias del grupo. Con la observación del entorno de trabajo, el líder tendrá una posición apropiada para superar posibles problemas.

En ocasiones, más vale plantearse cómo quiere un trabajador que actúe su jefe que responder al perfil clásico de responsable de equipo. Cada equipo humano es un mundo, por lo que nuestra actitud como líderes será fundamental para conseguir resultados.

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