El problema de ejecutar una buena idea
Las buenas ideas son la esperanza de todo empresario o emprendedor que quiere o necesita dar una vuelta de tuerca a su negocio. Estas buenas ideas no siempre llegan y cuando lo hacen uno nunca tiene la completa certeza de que lo sea. Sin embargo se da el caso que resulta más fácil ver las posibilidades de una buena idea propia que de las ajenas. Este parece ser el principal obstáculo que encuentran las grandes ideas en las empresas y corporaciones.
Al parecer cuando las buenas iniciativas surgen lo complicado es convencer a los responsables de la viabilidad y éxito de nuestro nuevo proyecto. Much@s de los que encuentran soluciones o nuevas tácticas que por su experiencia suelen saber bien de lo que está hablando, no cuentan con la confianza de sus superiores. De este modo muchas de las posibles estrategias de mejora propuestas caen en saco roto ante la falta de decisión, la incredulidad y la falta de confianza en las ideas ajenas.
Los motivos que provocan que muchas ideas no salgan adelante en momentos de crisis como el actual viene sobretodo motivado por la preocupación en determinados puntos que no dejan ver más allá. En estos casos es básico presentar de modo ordenado y bien fundamentado la nueva iniciativa, demostrando entusiasmo y determinación por la misma. Lo más importante seguirá siendo ser constante y no abandonar a la primera adversidad.
Es ahora cuando las cosas se ponen difíciles el momento justo de darle a la cabeza en busca de mejoras, y en este proceso podemos intervenir todos, desde el director de la empresa a la persona que es responsable de mantener limpio nuestro puesto de trabajo. Nunca se sabe dónde y de quién puede llegar esa mágica idea que da sentido a todo lo demás.
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