Duro emprender, más duro el emprendedor
La vida del emprendedor es dura de principio a fin. No nos vamos a engañar a nadie sobre este detalle a estas alturas. Quien se decide por iniciarse a emprender sufre sus consecuencias desde el primer minuto del partido y hasta que se pita el final con la jubilación. Ser emprendedor nos obliga a estar día a día luchando por nuestra idea, invirtiendo en ella primero nuestros ahorros y posteriormente nuestros beneficios de la actividad empresarial, cultivándola grano a grano para recoger los frutos por pocos que sean. Hay que trabajar con un hándicap adicional: la responsabilidad.
Con esto no quiero decir que trabajar para terceros no sea complicado (todo es relativo según cada punto de vista), basta acudir a los empleos en la administración pública, lastrados por los recortes a partir de la crisis, para entender a qué me refiero o pensar en los trabajadores de la empresa privada que no pueden dormir por la ansiedad que les produce perder su empleo.
Un trabajador trabaja con un horario cerrado (de 08:00 a 16:00, por poner un ejemplo, no debiendo ser obligados a trabajar horas sin cobrar fuera del horario establecido entre empresa y trabajador) y fuera de esa franja temporal puede hacer lo que absolutamente le dé la gana, los emprendedores deben completar con muchas más horas al día de dedicación al proyecto que emprenden o es posible que sin una completa dedicación del emprendedor la startup descarrile.
Para un emprendedor, esa franja de tiempo de ocio, divertimento con la familia y tranquilidad prácticamente es inexistente. Incluso en vacaciones (si es que llega a haberlas, por que muchos emprendimientos no se pueden cerrar en vacaciones). El emprendedor autónomo debe estar siempre encima de su producto y dispuesto a sacrificar en cualquier momento horas de relax por el bien de la empresa. Tantas como sea necesario para que el proyecto salga adelante. Un emprendedor no vive de sus horas de trabajo naturales, vive de las horas extra. Estamos dispuestos a hacer todo lo que sea necesario para mantener a flote nuestra idea.
Otro de los sacrificios del emprendedor. La familia y los amigos, esos elementos que actúan como pilares en nuestro día a día, también se convierten en sacrificios en la vida del emprendedor. No verás el momento para atender a los tuyos cuando estés en época de máxima tensión laboral (por norma general, siempre) porque tendrás que sacrificar tus citas sociales a costa de las citas profesionales. Encuentros con clientes, reuniones de equipo, congresos... El networking tan necesario como siempre, más en el día a día del emprendedor.
Y hablando precisamente del networking. En esta maratón infinita que supone crear nuestro propio puesto de trabajo, el contacto con el exterior empresarial es sumamente importante. Recomiendo reforzar la identidad personal digital de cada emprendedor de startup para promover posibles colaboraciones con otros profesionales, dar a conocer nuestra marca y producto/servicio, etc. La mejor cartera de clientes es aquella que se consigue con los contactos trabajados día tras día, aquellos contactos con los que se ha establecido una relación de confianza. Emprender es correr una carrera de fondo con obstáculos. La diferencia entre el deporte y el emprender es que algunos de los obstáculos se verán en el horizonte y otros surgirán de la nada.
El factor incertidumbre también es un elemento a tener en cuenta. La vida del emprendedor y sobre todos sus primeros pasos están llenos de decisiones incorrectas, de problemas y de una falta de esperanza, con muchos altibajos. Dar forma a un proyecto nos tendrá siempre pendientes de su viabilidad. ¿Seguiremos empresarialmente vivos dentro de seis meses? ¿Y de un año? A medida que pasa el tiempo y ganamos estabilidad, la incertidumbre no desaparece (más en época de crisis) solo se integra en el día a día del emprendedor: es un factor más.
Además, está claro que España no es en este preciso instante el mejor territorio y momento para emprender. Nos encontramos en una tremenda fase de recesión económica y nos enfrentamos a organismos públicos que en lugar de facilitar el emprendimiento, se mantienen casi al margen sino obstaculizan. Existen muy pocas ayudas para emprendedores, que son difíciles de obtener y que en el mejor de los casos pueden servir como incentivo a largo plazo para el proyecto, no como detonante que ayude a comenzar. Un elevado porcentaje del soporte económico para emprendedores viene de los bancos y ya sabemos en qué situación se encuentran... Con lo que resulta obligado siempre empezar a emprender buscando el apoyo del entorno cercano, amigos íntimos, familia, compañeros de estudios, etc.
Planteado este panorama, casi que cuesta valorar eso de ser emprendedor. Dar este paso es sumamente importante y determinará los próximos años de tu vida (o toda) transformando tu manera de entender la realidad como profesional y como persona. El único camino que nos queda es la pasión puesta en el proyecto y la dureza que ganaremos con el tiempo. ¡Ánimo!