humanos
Las cualidades del anti-jefe
Se ha escrito largo y tendido sobre lo que debe hacer un jefe con sus empleados para potenciar el rendimiento del equipo humano y conseguir grandes resultados en una empresa o proyecto. Los expertos piden proactividad, seguridad, organización, etc. y un sinfín de factores que, en esencia, son las teóricas bases del éxito profesional.
Pero me sorprende que rara vez el mundo de los recursos humanos se trate el tema opuesto, es decir, lo que no debe hacer un jefe para tratar a sus empleados. La realidad difiere enormemente cuando hablamos de los gazapos comunes en la gestión de grupos profesionales y obviamos la manera de corregirlos.
La primera cualidad del anti-jefe es no saber escuchar. Y no solo no saber atender las palabras de los trabajadores, sino escuchar más allá de las conversaciones –leer entre líneas– para detectar problemas que afecten al ritmo de trabajo.
Dicen que no mantener las distancias también puede derivar en problemas laborales. Con esto no quiero decir que la relación responsable-empleado deba ser fría, sino que debemos saber marcar el paso y definir hasta dónde llega lo personal y hasta dónde lo profesional. Este binomio es fundamental.
Un error común es exigir a los empleados tanto por encima de sus posibilidades como de las nuestras. Serás un mal jefe cuando utilices un trabajador para solucionar problemas que son de tu menester y que ni tú mismo eres capaz de solventar.
Con esto no quiero decir que se deba evitar a toda cosa el hecho de exigir y de buscar la superación de cada empleado, sino que estos elementos se deben lograr en el clima de aprendizaje apropiado, en el entorno donde el responsable de equipo humano sea capaz de formar y educar a los trabajadores.
El exceso de responsabilidad también puede generar situaciones incómodas en el trabajo. Si eres el responsable y tienes los conocimientos para cubrir carencias de un trabajador, piénsalo antes y deja que éste aprenda y trate de corregir sus errores.
Hacer el trabajo de los demás, cuando estos pueden evolucionar en su aprendizaje para conseguir resultados, es menospreciar indirectamente y de manera involuntaria la labor de otros, por lo que se genera una situación desfavorable para el clima de trabajo.
Por último, otro error fundamental es ser jefe, aparentarlo y no hacer de jefe. Las crisis laborales más claras y comunes se generan cuando el responsable no cumple con sus obligaciones y esta actitud queda visible a los empleados. Aquí es cuando surgen las rencillas y los comentarios que más lastran el día a día.
Todo jefe puede tener un anti-jefe en su interior en algún momento de su vida. Para evitar que éste salga a la luz, lo mejor es concentrarnos en aquellas virtudes positivas y tratar de borrar del mapa aquellas que resulten negativas para el equipo humano.
La red social que te hizo perder un trabajo
Para no perder tu puesto de trabajo por culpa de acciones en redes sociales, existen hasta tres consejos básicos. Uno, mantén tu privacidad en redes sociales al máximo. Dos, no subas aquello que te pueda comprometer. Tres, nunca aceptes a tu jefe. Cuando los dos primeros fallan y la tercera barrera desparece por cortesía (“buen rollo” en el trabajo), las medidas a emprender se amplían.
Estoy comenzando a acostumbrarme a la lectura de noticias tipo “Pierde su trabajo por criticar la empresa en Facebook” o “Despedido por publicar una foto en Twitter”. Lo cierto es que estas situaciones se están empezando a volver comunes porque el trabajador no tiene conocimientos plenos de la potencia y peligros de una red social.
¿Por qué se producen estos casos? Por un lado, porque una clara falta de formación en el uso de las redes sociales en la persona afectada. No se está educando en el buen uso de las redes sociales ni en las escuelas, ni en las universidades ni en el trabajo. La formación es nula. La primera experiencia que un usuario tiene con Facebook es por aprendizaje propio y muchas veces sin pensar en los posibles riesgos.
Esta falta de formación hace que pocos internautas sepan de verdad el potencial que tiene una publicación en una red social. Incluso personalidades de primer nivel, que se presuponen conocedoras del medio, cometen errores que levantan polémicas y dañan la imagen personal. Casos que llegan a ser Trending Topic en Twitter no faltan.
Un malentendido pueril como éste no supone nada más allá del chascarrillo, pero otras personalidades y anónimos se han visto afectados por publicaciones indebidas en Foursquare (“¿Qué hacías ahí a esa hora?”), en Twitter (“¿Por qué opinas esto?” y fotografías en Facebook.
Privacidad, privacidad y privacidad. Ésta es la única fórmula para evitar las nocivas consecuencias que tiene un perfil abierto al público de cara a posibles problemas profesionales. Controla quién ve lo que publicas y se acabó el problema. Marca tu perfil como privado, retíralo incluso de los buscadores. Cualquiera de estas dos medidas es posible.
Pero si lo que buscas es mantener tu identidad digital operativa a la vez que controlas tu privacidad, lo mejor que puedes hacer es regular la privacidad estableciendo grupos de contactos que pueden acceder a tus contenidos en función de tu cercanía y confianza. Subir álbumes y asócialos a contactos concretos es más que recomendable.
Sí, se trata de un proceso más o menos complejo, que requiere algo más de tiempo que una mera subida de una fotografía, pero a la larga compensa. Controlar la privacidad de las fotografías, de las publicaciones, de quién y quién no puede comentar, visionar el muro etc. es la solución más trabajosa pero a la par más efectiva para evitar problemas.
Mantener nuestra identidad digital cuidada y solo al alcance de quienes queremos es fundamental para evitar consecuencias no deseadas. Las redes sociales pueden ser herramientas útiles para que los responsables de Recursos Humanos no contraten a un candidato.
Buscar un nombre en Google es algo cotidiano para muchos directores de recursos humanos, es asegurarse en su trabajo. Adentrarse en demasía en un perfil es otra cuestión bien distinta. Y basta entrar en el conocido buscador para localizar de un vistazo el perfil de un candidato en Facebook, Twitter, Linkedin, Foursquare, etc. Cuida tu casa digital como lo harías con la real.