comunicacion y medios
Cine, descargas y crisis
Hoy cambio un poco el tercio de mis temáticas habituales para tratar un tema que me viene preocupando desde hace algún tiempo como buen amante de las mejores películas. Ir al cine es un hobby precioso y cada vez más caro porque muchas películas no merecen la pena ir a verlas por su poca originalidad dentro de una creciente deriva de creatividad en Hollywood. La piratería a través de los screeners está agotando una industria cultural falta de ideas que siempre ha estado ahí para divertirnos y concedernos espectáculo pero que está siendo desbordada por sus propios errores y por el imparable avance de un mundo que la sobrepasa.
El mensaje de advertencia realizado por el comité de expertos de Estados Unidos (ejerciendo una especie de gendarmería mundial a favor de los derechos de autor) ante los fuertes datos de piratería que se producen en España parece no ser suficiente para conseguir medidas efectivas que mermen el impacto de las descargas ilegales sobre las industrias culturales y Ley de economía sostenible lejos de solventar el problema está provocando una batalla entre webmasters con sus legiones de usuarios encantados de sus servicios y la administración pública.
Somos unos piratas de mucho cuidado, los ciudadanos digitales están muy contentos de serlo, según EE UU, y las cifras más recientes sobre el estado de las salas de cine españolas también lo demuestran. El cine tradicional está cayendo en España poco a poco y dejando de ser una forma de ocio consumida con tanta frecuencia como antaño. El último Censo de Salas de Cine de AIMC determina que existen 747 establecimientos de cine en España, 18 menos que el año pasado. Y si desaparecen los cines, debe incentivar a la industria a tomar más en serio la distribución online controlada de sus contenidos, al mismo tiempo que se estrena en las calles se debe estrenar las películas en Internet. Las necesidades del usuario digital debe ser muy tenidas en cuenta.
También cae el número de salas de cine, que se sitúa en 3.907, 123 menos que durante el ciclo pasado. Como es natural, la cifra que congrega todas las butacas españolas de cine también cae sustancialmente en más de 11.000 asientos menos de un total anual de 898.434 en toda España. Pero la piratería no es la única responsable de este descenso: la recesión económica también ha afectado al consumo del cine, sobre todo si tenemos en cuenta el crecimiento en el precio de las entradas durante estos últimos años. La cuenta que los ciudadanos se hacen es, pago el dinero del ADSL y no voy al cine en x ocasiones al mes, saliendo muy rentable para el consumidor.
Para mejorar esta situación está claro que la industria cinematográfica debe buscar formas para potenciar la asistencia a las salas de cine, y una de estas vías son las películas en 3D (que hasta ahora han ganado en curiosidad para los usuarios pero un aburrimiento por el bajo nivel de los guiones de las primeras películas). Quien desee disfrutar de una película de estreno en tres dimensiones está obligado a pasar por una sala de cine. Aquí no valen las descargas. Aunque el audiovisual tridimensional se está convirtiendo poco a poco en una cuestión hogareña, sobre todo con la venta de televisores ante el mundial, todavía es negocio de las salas. Posiblemente el 3D llegue masivamente a los hogares el 2011 si la crisis lo permite.
Y es que las cifras de salas de cine compatibles con 3D es el único dato que ha crecido, situándose en el 7,6 por ciento de todas las pantallas españolas (286 son compatibles con 3D), demostrando que el espectáculo tridimensional es una excusa para convocar a los espectadores y superar los baches actuales derivados de la piratería y de la crisis económica. Puede que el 3D frene la situación poco alentadora, ¿pero por cuanto tiempo?
Causas 2.0: Las ONG en las redes sociales
Vivimos en una época convulsa y de cambios, en una Tierra regida por un sistema económico que ha demostrado no ser eterno y contar con ciertos problemas de concepción que ocasionan graves desequilibrios. Esto, sumado a los problemas derivados del deterioro del medio ambiente, hace que en ocasiones nos planteemos si verdaderamente compensa seguir por este camino. Un cambio de las bases fundamentales del sistema es algo necesario pero no hay quién se arremangue y ejecute ninguna reforma de calado, como siempre, todo parece seguir igual.
Las Organizaciones No Gubernamentales (ONG) son las estrellas de la protesta, los verdaderos grupos de presión en lo que podríamos denominar nichos de protesta, siempre que la corrupción no les haya calado hasta la médula de sus organizaciones cómo se ha descubierto recientemente con ciertas ONG en Afganistán. Cada ONG se dedica a defender una situación que, a juicio de sus socios, es injusta, y a culpar públicamente a los responsables de la misma. Tradicionalmente, para vociferar esta culpa las ONG recurrían a los medios.
Sin embargo, con la llegada de Internet, en la red han encontrado un aliado más o menos perfecto (o al menos mucho más barato) para expandir su mensaje. Y las redes sociales juegan un importantísimo papel en esta lucha que pasa desapercibida para muchos, a pesar de sus loables objetivos y de los necesarios cambios que plantea.
Antaño, cuando una ONG deseaba aparecer en los medios, contaba con dos opciones: pagar una página de publicidad en un diario, dejándose en ello una importante inversión en publicidad que podría ir destinada a otros fines, o realizando una convocatoria de prensa a la que, por lo que sé, no acudirían numerosos periodistas salvo casos excepcionales.
Con Internet el poder de convocatoria se ha visto ampliado y el coste de la realización de campañas de concienciación social ha mermado considerablemente. Desde Facebook es posible realizar campañas mediante los grupos y las páginas. Y es que desde estos soportes se captan la atención de más usuarios que con las campañas de captación a pie de calle. La razón es obvia: pulsar un botón para unirse a un grupo es gratis.
Puede que las ONG no saquen profundo partido económico a sus acciones de social media en captación de socios, pero sí consiguen la atención de miles de personas con poco esfuerzo, algo imposible antaño. La viralidad de Internet provoca que campañas como la de Greenpeace contra Nestlé se expandan como la pólvora y sean comentadas más allá de los mass media.
Desde la red las ONG pueden transmitir sus mensajes sin limitaciones y a un coste muy reducido, accediendo a un público masivo potencial y a su público tradicional. Lo que comenzó en pequeños sitios de presión abanderados por los portales de estas organizaciones se ha trasladado a las redes sociales. Bienvenidos a las Causas 2.0.
Cambios publicitarios en Tv e Internet
Desde el 1 de enero del 2010, RTVE no incluye publicidad entre sus espacios televisivos. La noticia, aparte de sembrar cierta polémica entre diferentes colectivos del mundo audiovisual, ha sentado muy bien a los televidentes, que desde primeros de año disfrutan de una programación sin molestos cortes para dar cabida a mensajes comerciales, por lo que las cifras de audiencia de la televisión pública se han visto favorecidas.
La inversión en publicidad de la pública en cifras exactas se situó en 496 millones de euros durante el pasado año 2009. Así, esta ingente cantidad monetaria por ingresos publicitarios pasará este 2010 a no engrosar las arcas de RTVE, que se financiará mediante impuestos a cadenas privadas de televisión y a empresas de telefonía. Solo 114 millones sí llegarán a la entidad pública derivados de patrocinios y otros acuerdos.
La gran pregunta es: ¿Qué sucederá con todos esos millones de euros de inversión publicitaria que siguiendo el curso tradicional de las cosas debían llegar a RTVE esta temporada? Muchos creen que los datos de audiencia repartirán esta tarta publicitaria entre el resto de cadenas privadas de la parrilla televisiva nacional. Sin embargo, las previsiones sitúan también a Internet como beneficiaria de este exceso de presupuesto.
Un estudio elaborado por el Grupo Havas bajo encargo de Microsoft Advertising (sello publicitario de la tecnológica) estima que Internet podría obtener hasta un 8% de la publicidad sobrante, lo que en cifras monetarias se traduce en 31 millones de euros. El resto se repartirá mayoritariamente entre las televisiones privadas y autonómicas, seguidas de las radios y los medios impresos. Los resultados los veremos a lo largo del año 2010.
El mero hecho de contar con una previsión así nos ayuda a mantener la esperanza después de la significativa caída que ha vivido el valor de la publicidad en Internet durante estos últimos años. Que 8 de cada 10 usuarios de Internet sean capaces de recordar al menos una campaña vista en las últimas 24 horas es un dato muy a nuestro favor. Y con si la tarta publicitaria es mayor, a buen seguro que sobre nosotros recae un buen pellizco.
Sin embargo, parece que las cadenas de televisión privadas son las principales beneficiarias del bloque publicitario de la estatal. Durante el primer cuarto del 2010, los datos de ingresos por publicidad en estas cadenas han crecido de forma sorprendente, contra pronóstico, luchando con la crisis y casi sin avisar. Prácticamente todas las cadenas han logrado superar los registros del 2009 y acumulado la suma de 200 millones de euros en ingresos.
Telecinco, Antena 3 y La Sexta son las tres principales beneficiarias de este auge publicitario televisivo. En estos tres casos, los ingresos por publicidad de este 2010 han superado en más del 30 por ciento a los registros económicos alcanzados durante el pasado año entre enero y abril. Cuatro y la FORTA también se han beneficiado de la crecida, aunque un poco menos.
¿Migración de anunciantes de la pública a las privadas? ¿Introducción de nuevos anunciantes gracias a los más competitivos precios publicitarios que ha generado esta situación de expansión? La respuesta correcta la sabremos en cuestión de meses. Solo pido que estas cifras se mantengan o al menos no desciendan bruscamente porque un hecho así podría provocar un fuerte varapalo en el panorama audiovisual español.
Más en la red.
Las empresas demuestran su fortaleza en crisis contratando publicidad
Vivimos en una etapa de incertidumbre económica internacional, donde muchos empresarios y grandes corporaciones desconocen hacia donde virará el mercado y dan sus pasos siempre sobre seguro. O en cualquier caso los propios inversores se mueven en un terreno de inversión conservadora que hace difícil el avance de nuevos proyectos.
Esta falta de seguridad ha acabado con las inversiones que suponen el más mínimo riesgo y reducido la inversión en terrenos como el publicitario.
A fin de cuentas, cuando se debe prescindir de algo de cara a ajustar las cuentas, no se reduce el número de unidades manufacturadas de un producto o se merma su calidad, sino que se tira directamente a reducir la inversión en marketing y publicidad. Así, aquellas empresas que se desmarcan de esta tendencia de reducción de inversión en publicidad en tiempos de crisis son las que mantienen su status. El usuario en crisis económica es más infiel que nunca, para ejemplo el fenómeno de las marcas blancas.
El secreto para las marcas no pasa tanto por reducir el precio del producto sino por ofrecer algo diferencial y con valor. Manteniendo la promoción publicitaria y probando nuevos canales cómo Internet.
Sí, la publicidad es una forma más de mostrar la fortaleza empresarial de nuestra corporación y se ha convertido en el ritual perfecto para recordar al público y a la competencia que la crisis no nos afecta. Y digo ritual porque precisamente con la celebración de la Super Bowl en EE UU se ha producido una situación que define perfectamente esta conclusión.
La cadena que emite anualmente este evento de masas estadounidense, la CBS, ingresó 153 millones de euros por la contratación de espacios publicitarios audiovisuales durante la emisión. Algunos anunciantes de primer nivel son: Audi, Chrysler, Budweiser, Honda, Hyundai, Motorola, Volkswagen, Coca-Cola, Dove, Intel, Kia, Taco Bell, Bridgestone o Dockers.
La sorpresa de la edición de la Super Bowl de este año fue la inserción de un anuncio de Google, que tomó forma de corto titulado "Parisian Love" donde la empresa destacaba cómo el buscador se ha convertido en un elemento del día a día de las personas que utilizan Internet. La tecnológica demuestra su poderío anticrisis publicitándose junto a firmas de primer nivel.
Otro caso de anuncio relevante en la Super Bowl fue el de Toyota, que aprovechó el evento masivo para disculparse ante los consumidores por los problemas técnicos detectados en algunos modelos de vehículos fabricados y vendidos en zonas como EE UU, Japón y Europa. Esta campaña de dos spots, más que una declaración de potencia, fue un digno mea culpa en toda regla.
La media de precio por espacio publicitario durante la Super Bowl es de 2,1 millones de euros. La densidad de la cifra deja claro que solo los anunciantes de primer nivel pueden tener acceso a estos espacios. Y es que aparecer delante de más de 130 millones de espectadores y en el evento que mayor impacto audiovisual causa en EE UU, no es moco de pavo.
El periodismo en Internet impacta contra una barrera legal
Conozco muchos periodistas españoles con sus peculiaridades propias, la mayoría están especializados en el área de tecnología. Esta profesión cuenta con características innatas a sus profesionales, lo que la convierte en única. Luchan por evolucionar como pueden, contracorriente en muchos casos, y tratan de competir dentro de un negocio donde predomina la imposición de órdenes desde arriba.
Bien es cierto que muchos de estos periodistas difícilmente se ponen de acuerdo sobre diversos temas. Uno de ellos es la definición de periodismo digital. Con o sin diferencias, parece, no obstante, que existe una concepción general sobre lo que es este tipo de periodismo multimedia que se realiza en Internet.
Sin embargo, creo que un juez no ha tenido en cuenta estos elementos a la hora de dictar sentencia contra dos periodistas de la Cadena SER, Daniel Anido y Rodolfo Irago, director y jefe de Informativos, por publicar en 2003 una lista de afiliaciones irregulares del PP. Al margen de toda cuestión política, una de las causas alegadas por el magistrado es que Internet no es un medio de comunicación social en el sentido estricto.
Ahora la pregunta es: ¿Qué es comunicar en Internet? ¿Los periodistas que trabajan en las ediciones digitales de los medios no son periodistas? Según la sentencia de este juez, está claro que no (y el juez en este caso se equivoca y mucho). Más allá de la polémica, que se ha dejado ver en sindicatos y asociaciones de toda España, está la casual coincidencia entre esta sentencia y el reciente manifiesto en defensa de los derechos fundamentales en Internet.
El tribunal no solo condena injustamente a los periodistas después de reconocer incluso que ofrecieron información veraz y contrastada, también condena indebidamente al periodismo en general por utilizar Internet como medio de comunicación. Es completamente absurdo considerar que la red no es igual de válida que los medios tradicionales a la hora de ofrecer información cuando es precisamente el canal con mayores posibilidades multimedia.
Esta sentencia, recurrida por la SER, demuestra que el sistema legal español y algunos de sus garantes no están adaptados a los nuevos tiempos y tendencias. La evolución tecnológica siempre suele responder a necesidades, a la vez que crea otras: ahora está claro que una de esas necesidades es reformular el marco legal para evitar que se repitan en el futuro situaciones tan inverosímiles como ésta.
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